Pasaron ya aquellos tiempos en los cuales, para que a uno de le enterraran con un mínimo de dignidad tenía que ser emperador del Alto y del Bajo Egipto.

¿Cómo puede ser aragonés si habla catalán?

04/12/2005

¿Han leído ustedes este libro?. Háganlo, que se lo pueden bajar en PDF. Es muy divertido, sale algún pariente mío, y además, pueden ustedes aprender alguna cosita del pasado de don Federico, el pobre, que le queremos callar la boca los progretarras. Les transcribo un par de anécdotas, para que las conozcan ustedes, que es para lo que se transcriben estas cosas. Si las leen, sabrán que el pobre Federico, que en un par de ocasiones me ha acusado de tener antepasados ultraderechistas, es hijo de un alcalde franquista. Si es que donde las dan, las toman, pero con hueso, porque mi antepasado no obtuvo su cargo por obra y gracia del dedo asesino del caudillo, como el papá de Federico, sino por elección popular.

La primera, la cuenta el fundador de la revista Andalán, Eloy Fernández Clemente:

Nos vamos a vivir en Teruel, un sitio absolutamente terrible. Le dije a Marisa nada más llegar: aquí aún van ganando los alemanes la Segunda Guerra Mundial. Hacíamos un periódico en el Colegio Menor San Pablo. Alumnos míos: Joaquín Carbonell, llevaba la bufanda del colegio -medía dos metros- a medias con la que luego sería su mujer y compositora de canciones inolvidables, Pilar Navarrete. Ya llevaban la guitarra. Alfonso Azuara Burguete, gran locutor deportivo, antes de que empezara De la Morena, él era el gran rival de García. Federico Jiménez Losantos, con el que nos metíamos mucho: al ver la foto de su padre -alcalde de Orihuela del Tremedal- con Franco, que ponía su mano sobre la cabeza de Federico, yo le decía .Federico, por eso no has crecido, Franco era como Atila, donde ponía la mano ya no crecía nada. Empecé a escribir en Lucha, que era del Movimiento. Uno de los trucos que había era hablar de religión y libertad, era la época de Juan XXIII y sus encíclicas Mater et Magistra, Populorum progresio y Pacem in terris: me largué como treinta artículos glosando estas tres encíclicas y aplicándolas a la España actual. Como eran encíclicas, colaban. Un día publiqué un poema a la muerte de Martin Luther King, me lo ha recordado Félix Romeo, que lo vio en la hemeroteca.

La segunda es de Joaquim Ibarz, corresponsal de La Vanguardia en Méjico:

Trabajando para el diario barcelonés «Tele/eXpres», en los primeros años de la transición posfranquista, se produjo la polémica con Federico Jiménez Losantos, entonces un oscuro profesor de Literatura en un instituto de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Una editorial catalana rechazó el libro «Lo que queda de España», de Jiménez Losantos, por poca calidad literaria. Entonces, el autor organizó un gran escándalo, denunciando que se le vetaba por una decisión política. Llevado por un furibundo anticatalanismo, en su libro, Jiménez Losantos criticaba y desautorizaba el incipiente estado de las autonomías. Como el tema se puso de actualidad, realicé una entrevista para el semanario aragonesista .Andalán., del que era miembro fundador y habitual colaborador, a la conocida escritora catalana Maria Aurèlia Capmany, en la que en duros términos refutaba el contenido del libro «Lo que queda de España». Jiménez Losantos envió un largo escrito a «Andalán» para descalificarme. Entre otras cosas escribió: .¿Cómo puede ser aragonés alguien que habla catalán?. (Nací en Zaidín de Cinca, pueblo de habla catalana con el que siempre me he sentido muy identificado, y mi lengua materna es el catalán).