¡Aborte la operación! repito: ¡Aborte la operación!

Foto de Antonio Filigno:

Europa, al rincón de pensar

13/02/2025

Europa se ha ganado a pulso el desprecio y el ninguneo al que la están sometiendo Estados Unidos (con Trump, pero también antes con Biden) y Rusia en el marco de las conversaciones de paz para Ucrania impulsadas por Donald Trump. La reciente declaración de Putin, afirmando que «la presencia de Europa es prematura», no es más que la constatación de una realidad: Europa ya no cuenta.

Durante estos años de guerra, la UE ha renunciado a tener una voz propia, más allá de las bravuconadas de Macron, y se ha limitado a seguir acríticamente la estela de Estados Unidos, aceptando sanciones contra Rusia que han resultado ser, en buena parte, auto-sanciones. Estas medidas han empobrecido a Europa y enriquecido a Estados Unidos, y ahora, cuando llega el momento de negociar la paz, el nuevo presidente estadounidense —sin haber apoyado a Rusia durante la guerra ni haberse negado a ayudar a Ucrania— mantiene una postura crítica con la implicación occidental en la guerra y, por tanto, conserva una interlocución con Rusia. Europa, en cambio, ha quemado todos sus puentes.

Que Trump sea un mercachifle sin escrúpulos, que vaya a usar esa interlocución para fortalecer los intereses de sus socios magnates, y que las conversaciones de paz corran el riesgo de hundir a Ucrania en una paz miserable —quizás peor que la guerra— porque arruinará y saqueará el país como si fuera una mera «parcela» (ese término con el que Trump se refiere a las zonas del mundo que considera de su propiedad, como Gaza), es casi secundario.

Europa está fuera de juego, pero no nos engañemos: está donde ella misma se ha colocado. Salir de ese pozo será complicado y requerirá un tiempo en el rincón de pensar… Mientras tanto, veremos cómo Putin y Trump se reparten Ucrania y sus riquezas, mientras europeos y ucranianos llamamos con respeto y la cabeza baja a la puerta de la sala de negociaciones. Por ahora, Trump ya ha exigido explotar las tierras raras ucranianas y crear depósitos subterráneos de gas licuado. No sería sorprendente que, a cambio del levantamiento de sanciones a Rusia, Estados Unidos reclame la compra en exclusiva de su gas, para luego revenderlo a los europeos con el margen de beneficio económico o político correspondiente.